No te des por vencido, aun vencido ...

martes, 1 de julio de 2008

Mi querida Crazy


Ha pasado una semana que Crazy desapareció extrañamente en la misma forma inexplicable que un día de octubre del año 2005 apareció dentro de la oficina en donde trabajaba. En aquel entonces ella estaba muy flaca, tenía garrapatas y sarna. Recuerdo que todos los días al regresar de mi hora de refrigerio le llevaba un poco de alimento el cual ella comía con mucho entusiasmo. Mi padre había fallecido 2 meses y medio atrás y andaba nostálgica por ese tiempo; ahora que lo pienso, puedo afirmar que su presencia me ayudó mucho a superar aquella pérdida.

Asumí con cariño el hecho de atenderla y cuidarla. Mi actitud reflexiva y triste fueron cambiando hacia la alegría y risas cuando veía las locuras que hacía. Me esperaba todas las mañanas, de lunes a sábado, y cuando me veía llegar a la oficina bailaba de alegría, saltando y buscando mi mano para lamerla. Los domingos la dejaba al cuidado del vigilante. Cuando tuve que retirarme de aquel trabajo, no dudé ni por un instante que ella vendría a casa conmigo. Y así fué. La llevé desde Cieneguilla hasta donde vivo. Ella asustada me miraba cuando por primera vez subió a un carro, pero estaba quietecita tranquilizada por mis palabras que no le pasaría nada malo.

Todos en casa le teníamos un especial cariño por su expresiva y cariñosa manera de saludarnos cada vez que llegábamos. Bailaba, si, bailaba como una rumbera, movía sus caderas de izquierda a derecha y a la vez levantaba sus patas delanteras como quien lleva el compás sobre su sitio.

Después del baile, ella se tumbaba en el piso mostrando su pancita blanca de par en par esperando a cambio unas cuantas caricias. No sólo recibía caricias sino también halagos y muchos mimos. Para entonces ya la habíamos llevado al veterinario. Se puso hermosa, sin parásitos sin sarna. Su pelo rubio, blanco y jaspeado por partes la hacía una perrita interesante y coquetona. Se unió con Duke, el perro que era de mi padre, y tuvieron crias que al final también se quedaron con nosotros.

Ella no obtuvo, como es lógico, ningún grado académico, pero era muy inteligente e intuitiva. Ella jamás mencionó alguna palabra, pero sus gestos, su cariño, su baile, su alegría nos hablaba a cada instante de su amor y lealtad incondicional.

Sólo puedo decir que en los dos años y 7 meses que estuvo a nuestro lado llegamos a quererla mucho, tanto así como se quiere a un miembro más de la familia y aunque ahora ya no esté con nosotros, siempre vivirá en nuestros corazones. Gracias Crazy.

1 comentario:

Anónimo dijo...

crazy es una perrita muy inteligente, cariñosa y buena y creo que lo unico que trajo a nuestras vidas fue moralejas y alegrias!!yo quieroo muchoo a mi crazy!!con mucho cariñoo su hermanitaa!